jueves, 29 de octubre de 2009

Promoción 51: visita a los 4° grados


MARAVILLOSAS
COINCIDENCIAS















Los egresados contaban con emoción los motivos que los llevaron a venir al Pestalozzi. Los chicos escuchaban también con atención pedacitos de historias que tenían mucho en común: habían venido porque en Alemania sus familias eran perseguidas y encontraban en el colegio la posibilidad de ser educados con los valores del respeto mutuo y de la libertad, conservando los rasgos culturales de sus familias y el idioma y sobre todo, plasmando la posibilidad de crecer y de vivir en paz.
Así fue que algunos chicos vieron puntos de coincidencias con la historia de sus abuelos y comenzaron a contarlas también.
Lisa, compartió los datos que recordaba sin sospechar lo que iba a suceder…
Como a todos los chicos que relataban sus raíces, le preguntaron el apellido de sus antepasados. Ella respondió que el de su abuelo era Schachtel. Y fue una de las ex­-alumnas la que rápidamente repreguntó “Tomi Schachtel es el nombre de tu abuelo?... Y no me digas que, por casualidad, tu papá es Sebastián…”
Lisa no entendía si era que las maestras habíamos preparado, quizás, eso como recurso para aprender algo; pero su cara era de sorpresa “¿Cómo sabe esa señora todo eso?” parecía preguntarse sin pronunciar palabra.
Ante nuestra inquietud los invitados respondieron que si bien el abuelo de Lisa no había sido compañero de grado sí había sido compañero del colegio. Que se conocían desde chicos.
En ese momento las maestras le pedimos a Lisa que se parara para que pudieran verla y una sonrisa tierna se dibujó en la cara de esos ex­-alumnos que parecían vivir un descubrimiento: “¡Sí, no hay duda, sos la nieta de Tomi!” “Sos tan parecida…” “¡Y también a tu papá!” agregó aquella señora que supusimos, había conocido también a Sebastián, el papá de Lisa, años atrás.

No sé si con nuestras palabras podemos transmitirles lo que significó ese momento.
Creemos que Lisa recién unos días después, y una vez que conversó con su familia, fue comprendiendo algo de ese viaje virtual del cual había sido protagonista. La sorpresa sigue impresa en su cara cuando recordamos ese episodio.
Nosotros, los adultos, no podíamos más que sonreír ante el milagro de la vida que supera las expectativas y la imaginación de cualquiera- inclusive de cualquier niño, aún del más creativo y fantasioso.

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